EL NUEVO CRISTIANISMO VA A LLEGARRR


Solo hay que darle tiempo. Crucemos los dedos. Todavía es joven y versátil. Con un poco de suerte, Cristiano Ronaldo conseguirá ganar muchas copas de Europa, intercontinentales, mundialitos de clubes... El blanco será su color. El éxito su milagro. Su perfección adónica su firma. Tendrá millones de fans que han crecido al calor chispeante de su estela meteórica. Los seguidores se llamarán, cómo no, los cristianos.
Se retirará del fútbol. Se dedicará a obras benéficas, será portavoz de la ONU, la NATO, la FAO, las FARC, la FIFA, la FARLI… su mito crecerá. Con un poco de suerte, podrá mediar de chiripa en el fin de 3 ó 4 conflictos internacionales y problemas globales. Da igual que sólo pasara por ahí a sonreír en la foto. Sus palabras serán sencillas, pero darán esperanza. El mérito será suyo. Su idolatría se convertirá entonces en ciego misticismo. Se le atribuirán facultades extrañas y milagros portentosos. Los millones de Web recopilando información suya serán su poder. Sus biografías serán la Biblia. Habrá nacido el cristianismo.
Morirá por un balonazo en la entrepierna en un acto benéfico con niños en Chiapas a los 66 años. Por lo que la confusión será total y miles de ¿chiapines? asegurarán que sanaron de sus enfermedades al sentir un golpe muy fuerte en la entrepierna en ese mismo instante. Además de que una luz inefable bajó del cielo y sonó el himno del Madrid entre rayos y truenos. Claro que no habrá datos fiables de los hechos. Pero el cadáver no será hallado. Y la vehemencia de los elegidos que presenciaron los milagros será el virus perfecto. Poco después, en los cultos eclécticos y heréticos de las emergentes Sudamérica y África se le adorará ya como icono junto a Jesús y otros dioses de panteones extraños. Llevará un balón en la entrepierna. Finalmente sólo un balón dorado será su símbolo. Símbolo que conquistará el mundo.
Habrá nacido una religión moderna, por fin. Para rematar la conquista del futbol sobre las masas. Para terminar de ser la religión en la que se ha ido transformando en poco más de 100 años. Al fútbol le faltaba su Mesías. Su Cristiano con fuerza para convertir a todas las castas sociales, sobre todo las débiles o necesitadas y las poderosas o interesadas. Para convertir los estadios en los nuevos Templos, las nuevas Catedrales. Los partidos se irán ritualizando hasta ser experiencias totales, catárticas, moralizantes, alienantes. Los árbitros mediarán en la transmisión de la fe. Se constituirán en la logia sacerdotal más poderosa del mundo. El silbato será el símbolo de la igualdad entre creyentes. Pasarán más de mil años, muchos más y se confundirá el culto al nuevo y el viejo cristianismo. Nadie sabrá si Jesús fue un profeta que anunciaba a Cristiano o el verdadero Mesías. La gente apenas lo recordará, porque los problemas y vicisitudes de Jesús quedarán realmente remotos para ser entendidos por el futuro.
Y para que la historia sea perfecta y la lucha del bien y del mal continúe. Paralelamente habrá surgido su propia herejía ocultista, negativa y sediciosa: el ristianismo. Los seguidores de Risto Mejide y su Top 20 de Apóstoles del mal rollo a los que se culpará de que se retrasen los aerotrenes y los espaciobuses y de que el Madrid, pese a ser el equipo de los dioses, haya vuelto a perder la Champions interplanetaria.

Comentarios

Lara ha dicho que…
No sé si empezar a hacerme cristiana, jajaja...

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