La historia del gótico que descubrió el humor



Darkmoon86 (utilizaremos su nombre virtual) se preparaba para salir otro sábado más con sus férrea panda de ángeles negros de la noche madrileña. Las botas con las hebillas apretadas, colocadas la levita de cuero envejecido del rastro y la camiseta de su grupo finlandés favorito. Todo en su sitio. Ahora frente al espejo escondía su moreno natural con los polvos blancuzcos y otras esencias que aprendió a usar de su madre.
Julio no era la fecha para hacer el gótico. Pero su ‘religión’ así se lo ordenaba. Se vio completamente extraño de esa guisa y con ese calor. Tras la ducha el vapor y el calor se entremezclaron. Limpió el espejo y vio que se le había corrido el rimel de los ojos. Se sintió ridículo mirándose, pero aguantó la mirada un rato, se recordó a una de esas vírgenes tan kitsch con lagrimones que salían en las procesiones. Sonrió, y no vio en esa sonrisa rastró de la estética maldad que había aprendido viendo pelis de Tim Burton. Se puso a juntar las manos y girar el cuello hacía arriba, agarró el papel higiénico, se lo enrolló por la cabeza. Ahora sí que era una virgen completa, se hizo una foto con el móvil, como las cientos que se hacía en el aseo para su fotolog, pero esta vez no ponía cara de malo y miraba desde abajo, en esta foto estaba completamente ridículo y la sensación de extrañeza se incrementó. Algo en su interior estaba cambiando. Entonces una fuerza desconocida tiró de sus comisuras cada vez más fuerte. Su media sonrisa pasó a carcajada. Se empezó a reír… de sí mismo.
Sonaron los cánticos élficos de su teléfono. Los amigos le esperaban en la puerta. Bajando la escalera había recordado las caras caricaturescas que hacía delante del espejo cuando era niño y su padre aún no le pegaba en la cabeza con la biblia. Historia construida tal vez en base a recuerdos tergiversados, pero que ya había contado a todo el mundo y acabó creyéndose.
Bajaron hacia Malasaña, serios y rígidos como columnas de la M30, él miraba a sus amigos. Hablaban de beberse unos cartones de vino tinto, luego de si en una posesión diabólica el cuerpo humano podía hacer movimientos imposibles para un no poseído. Llovía a cántaros y su maquillaje se iba a la porra. Y con él su pequeño y monocromo mundo. Entonces se le ocurrió abrir la boca y dijo, ¿sabéis cuál es la peor desgracia de un gótico? Nacer negro. No hubo respuesta. Darkmoon86, se había convertido en otra clase de Freak. Había descubierto una nueva dimensión, el humor. Ahora follaría menos, pero sería más feliz.

Comentarios

Lara ha dicho que…
Con lo que me mola a mi el Burton, jajaja...
Kaos o Kram ha dicho que…
podrías haber empezado por el chiste del negro y me habrías ahorrado leer la gothic-toy-story del todo copon.
Lo de "soy tan gótico que cago murciélagos" es para hacerse una chapita XDD

(pero... ¿es que Blade no es gótico?...cuanto me queda por aprender)

No me respondas en mi blog, que no sé ni como llegar.

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